Photo by Laura Del Valle©
Es curioso ver cómo nos cambia la vida. No me refiero sólo a esos cambios que vienen dados por las experiencias o los aprendizajes propios, no. La vida nos cambia, nos sustituye por algo que antes de ese cambio no existía. Ver, observar, mirar de cerca ese proceso es bien curioso.
Esta mañana, sin ir más lejos, he sufrido en mis propias carnes uno de esos cambios.
Al levantarme de la cama me he sentido raro, extrañamente cansado al principio, y he comprobado más tarde que lo que en realidad sucedía es que ahora pesaba el doble de kilos que anoche a las doce y treinta y cuatro. ¡El doble! Haber engordado tres o cuatro kilos durante la noche me parece razonable ( siempre dependiendo, eso sí, de lo soñado) Pero ¿¡ Dos veces mi peso!? Lo considero claramente un despropósito.
Más gordo y con mucho más pelo por centímetro cuadro de piel, he salido de la cama un poco contrariado e incluso debo admitir, algo molesto. Al menos podía haberme avisado… Después del primer café y el segundo cigarrillo lo he encajado mucho mejor, he aceptado mi nuevo yo. Solamente he necesitado un poco de tiempo para digerirlo, mirarme detenidamente en el espejo tras la ducha y, sobre todo y por encima de todas las cosas, no intentar entenderlo.
No intentar comprender porqué ahora mi cabello es cano y mis ojos azules, casi grises. Porqué todas mis curvas de mujer treintañera con suerte han desaparecido. O dónde estará en estos momentos la nariz de mi abuelo que siempre tuve. Dónde habrá ido…
Limpio el vaho del espejo con la palma de la mano, hago un círculo bien grande para verme bien. Y la verdad sea dicha: para tener cerca de cincuenta años no estoy nada mal. Se nota que debí haber sido deportista en mis años mozos por qué aún mantengo una complexión fuerte, unos músculos definidos. En contra de lo que pensé esta mañana al levantarme, me gusto más de lo que imaginaba. Lo qué no sé es qué me voy a poner para vestir este cuerpo maduro y nuevo a la vez, para vestir este otro sexo. Busco y rebusco por la casa hasta que por fin encuentro un pantalón de pana y una camiseta raída de los Who. Seguramente pertenecieron a alguno de esos chicos con los que antes de hoy yo compartía mi vida (o más bien mis noches) Me pruebo la ropa y me la dejo puesta. Me va bien.
Un zumo de naranja y otro cigarro. Leo solamente las entrevistas de la revista dominical que tenía en casa. De pronto me apetece mucho salir a pasear por la ciudad. Madrid está preciosa en primavera. Pienso en llamar a alguno de mis amigos, pero la agenda de contactos de mi móvil está vacía.
Obviamente.
Me resigno y, esto es extraño, no echo de menos a nadie. De hecho, ni si quiera recuerdo sus caras, sus nombres. Ya no tengo que darle más vueltas, ahora está sonando el teléfono y ya sé que esa llamada cambiará el rumbo de mi día. Con la misma mezcla de ilusión y curiosidad que tiene un niño al abrir un regalo me dispongo yo a contestar el teléfono. En la pantalla se puede leer “Clara Llamando”
– Hola …
– ¡Hola Julio! ¿Cómo estás, hombre? Descubro mi nombre, Julio, en una voz de mujer muy familiar, amiga.
– Bien. ¿Y tú?
– Bien también. Aunque podría estar mejor. ¿Quieres hacer feliz a tu editora favorita Julito? Mi editora … ¿Eso es lo que hago? ¿Eso es lo que soy?
– Supongo que sí. ¿Qué necesitas?
– Escribe. Escribe. Escribe.
La llamada termina. Cierro los ojos unos segundos y me siento. Siento que debo hacer caso a Clara.
Y lo hago.
Señor Humo
30/06/11 at 12:21
Enhorabuena Sr. Humo, sin duda tiene tus rasgos, la criatura me refiero, volveré a releerlo más tarde, tras unas cervecitas, ahora tengo la mente vaporosa…
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1/07/11 at 13:19
Sr. Keplere, con la mente vaporosa lo iba a entender mejor … ya sabe, el lenguaje de humo a humo.
En cualquier caso, gracias por leernos.
Le besamos.
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30/06/11 at 12:44
Prometedorcísimo comienzo metamorfoide. Bien.
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1/07/11 at 13:23
Agradecérrimos por leernos y comentarnos, Sr. Emeole. Más que bien.
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3/07/11 at 11:09
La espera ha merecido la pena. Y ha conseguido que espere con ávido interés sus siguientes textos.
(Dese prisa…;))
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4/07/11 at 16:43
Nos congratulamos del logro. Ahora es mejor sin prisa, Sr. Willis. Sirva el ejemplo de hoy de la Srta, Cabeza : ha quemado dos veces la misma comida en menos de media hora. Sin prisas y sin pausas prometemos seguir saciando su interés.
Buen provecho.
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25/08/11 at 09:55
Yo también quiero seguir leyendo…
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6/07/11 at 15:24
Muuy bien;aunque al ser para macromentes no entiendo muy bien este relato.Es un sueño tuyo?
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7/07/11 at 14:45
Para su tranquilidad, Sra. Laura, le diremos que este relato no se entiende muy bien … es que está todo rodeado de humo. No es un sueño no, es más bien un homenaje.
Gracias por sus ánimos y augurios.
La abrazamos.
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6/07/11 at 16:09
Animo;tendras grandes exitos.El siguiente para cuando?
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20/07/11 at 12:08
Des-concertado me he quedado, y muy gratamente sorprendido, como otros comentarios, me quedo a la espera de mas…
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29/08/11 at 20:25
que pasa Del, para cuando el siguiente relato , me tienes en un sin vivir.
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26/09/11 at 20:18
Señorita Mrñe y Señores Joyse e Iker: Gracias por el interés que expresan y disculpen la tardanza. La culpa la tiene un verano.
Pero ya estamos aquí para darles de comer (y bastante morenos por cierto)
Un abrazo trifásico.
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